Overblog
Edit post Seguir este blog Administration + Create my blog

Le ayudo a sanar, brindándole conocimiento y herramientas. Soy experto en enfermedades reumáticas, artritis, fibromialgia, fatiga crónica y dolor crónico . Contacto : https://www.patreon.com/karimanesr

Cuando aparece una enfermedad crónica hay amistades que desaparecen

Vivir con dolor es un reto diario al que nos enfrentamos muchas personas y muy pocas personas que no lo padezcan son capaces de comprender y ponerse en el lugar de los que lo padecemos. Las enfermedades más asociadas al dolor crónico son la artritis, la artrosis, el reúma, la fibromialgia, las migrañas, etc.

 

Vivir con dolor” es solo un resumen, es dejar en solo tres palabras algo que lleva horas explicar, no es un síntoma, son muchos y muy variados, no es solo una sensación de malestar por algo, son cientos de malestares diarios por infinidad de cosas que no afectan a los demás. Cuando una persona dice “vivo con dolor crónico” en realidad te está diciendo que convive con el dolor 24 horas al día 365 días al año, te está diciendo que un día nublado le supone un día de más dolor aún, que una bajada de un par de grados en el termómetro le supone padecer tiritonas y un frío terrible o al contrario, dos grados más le llevan a sudar y tener sensación de falta de aire, ahogos…, y es que los pacientes meteorosensibles son los más propensos al dolor.

 

Vivir con dolor es muy difícil, es algo para lo que nadie está preparado y a lo que no te pueden enseñar médicos o terapeutas por más buena voluntad que pongan. Es más, por mi experiencia de muchos años padeciendo dolor crónico se que ni siquiera un paciente de dolor crónico puede enseñar a otro a convivir con el dolor, porque el dolor es tan personal que lo que sirve a uno, no sirve a los demás y no todos lo afrontamos de la misma forma o encontramos alivio en las mismas terapias.

Lo único que yo digo a una persona que me pide consejo es que en primer lugar, lo acepte, creo que la aceptación es el primer paso y el más importante porque te da seguridad y certeza de que lo que te pasa es algo real, que no está solo en tu cabeza como te pueden decir algunas personas con muy poca empatía e incluso malintencionadas. Cuando aceptas e interiorizas lo que padeces, puedes ponerte a trabajar y buscar especialistas médicos, terapeutas, información por tu cuenta, todo aquello que te pueda ayudar a sobrellevar mejor tu enfermedad y para hacer esto, te digo lo que ya he mencionado, cada paciente con dolor crónico es un mundo y encuentra alivio en unas cosas distintas que a otro pueden no servirle de nada, por eso es un trabajo personal buscar tus propios remedios y no dejar de aprender e investigar, yo aún estoy aprendiendo cosas sobre el dolor y a convivir con el.

Una de las cosas que si he aprendido después de tanto tiempo conviviendo con el dolor, es que cuando nos toca una enfermedad de este tipo, es cuando más necesitamos a nuestra familia y amigos cerca y al cien por cien apoyándonos. Sin embargo, a pesar de haber sido siempre quién más ha cuidado de todos los demás y más has estado en caso de necesitarte, no todo el mundo está dispuesto a dedicar tiempo y esfuerzos a cuidar y apoyar a otro, a cuidar la relación y tristemente, empiezan a desaparecer hasta dejar de existir en tu vida.

 

No importa que anteriormente hayas estado siempre dispuesto para ayudar o echar una mano en todo, siempre que te hayan necesitado, para una mudanza, para conseguir un trabajo, para cuidar los niños para que hiciesen otras tareas, para acompañar a una visita médica, escuchar sus problemas … También es cierto que jamás pedí ayuda para nada, siempre lo evité e hice todo por mi mismo para no quitar tiempo a nadie o “molestar”, creo que me hice “el fuerte” de más y no aprendí a pedir y por eso algunas personas que estaban a mi lado solo lo estaban para recibir pero no estaban dispuestas a dar nada.

 

Algunas amistades simplemente desaparecieron como por arte de magia cuando supieron de mi enfermedad y tuve que dejar de ir a alguna cena o salida con ellos por no encontrarme bien.

 

Compañeros de trabajo que consideraba amigos, hacían comentarios sobre que me había vuelto vago o no quería seguir el ritmo de trabajo cuando anteriormente siempre fuí quién más horas dedicó y más se esforzó en el trabajo, siempre dispuesto a ayudar a los demás con sus tareas.

 

Algunos familiares se distanciaron, fueron espaciando las visitas, dejaron de avisar para hacer una comida algún domingo, dejaron incluso de llamar por teléfono, fue algo gradual, pero doloroso ver como sobre todo los más cercanos y en los que más esperanza tenía para apoyarme iban desapareciendo de mi vida. Fue muy duro darme cuenta de que personas en las que confiaba y creía que estarían ahí en caso de necesitarlas me daban la espalda y siempre tenían cosas más importantes que hacer en vez de hacer una visita o preguntar si necesitaba algo, hasta dejaron de contar con nosotros para hacer una reunión y comer un domingo o día de fiesta o quedar para cenar una noche en casa. Pero aunque fue difícil, lo acepté y junto con mi esposa que siempre estuvo junto a mi, empecé a poner mi salud y a mi mismo en primer lugar.

Fue difícil, no puedo negarlo, al principio me culpé a mi mismo y es muy duro sentirse culpable por estar enfermo, después sentí rabia, me costaba entender como personas a las que yo había ayudado siempre desinteresadamente, me dejaban de lado y me evitaban justo cuando más necesitaba apoyo, comprensión y ayuda con mi nueva situación. Me estresaba enormemente sobre todo la duda, ver que no me creían y que ponían en duda el dolor que sentía y siento, los consejos del tipo: “tienes que sacar fuerzas y hacer más ejercicio”, “tienes que centrarte en tu trabajo para no pensar en el dolor y así se te pasa” y mil consejos más que lo único que hacían era poner en duda mi dolor y mi enfermedad.

Tuve que pasar un duelo y comprendí que yo no era el responsable de mi enfermedad y tampoco de que no se viese, yo era el paciente a quién tocó sufrirla. Entendí al fin que el problema era de ellos, de su egoísmo y su falta de empatía. Después de interiorizar la nueva situación con respecto a las relaciones decidí que no debía mantener a nadie a mi lado en contra de su voluntad. Todo lo que hice en su momento, cuando ayudé, visité, cuidé y acompañé, lo hice de corazón y por supuesto no era ninguna deuda para cobrar.

 

Fue triste, pero al final se acepta que hay relaciones que llegan a su fin por una u otra cosa. En este caso yo aprendí una valiosa lección y supe quienes eran de verdad mis amigos y familia y decidí centrar en ellos mi energía y darles todo lo mejor de mi, pues ellos se quedaron en los momentos más duros y difíciles y se mantuvieron a mi lado a pesar de que yo se que no fuí en muchos momentos la mejor de las personas porque el dolor te cambia y te hace decir cosas que no se sienten, pero ahí están.

 

Creo que en resumidas cuentas he aligerado mucho mi circulo y me he quedado con lo mejor de lo mejor, con personas maravillosas por las que daría mi vida y les doy las gracias, las más enormes y profundas gracias a cada uno de ellos por estar ahí.

Os amo.

Cuando aparece una enfermedad crónica hay amistades que desaparecen
Regresar al inicio

Compartir este post

Repost0
Para estar informado de los últimos artículos, suscríbase:
Acerca de mí
Karim A Nesr

Le ayudo a sanar, brindándole conocimiento y herramientas. Experto en enfermedades reumáticas, artritis, fibromialgia, fatiga crónica y dolor crónico. Cuento con un magnífico equipo multidiciplinar de almas rebeldes, tenemos en común los huevos y las patatas fritas patreon.com/karimanesr

Comentar este post