Estoy tan cansada de luchar con la fibromialgia

Tener una enfermedad crónica como la fibromialgia es un gran problema, como lo es cualquier cosa que te haga cambiar tu estilo de vida y hábitos para el resto de tu vida. A la larga intentas acostumbrarte y aprender a convivir con el dolor y las limitaciones, pero desde el día en que empiezas a vivir con una enfermedad crónica, digámoslo claro, tu vida se convierte en una mierda. Y mucho más cuando esto lo añades a otras enfermedades que sufres, porque es curioso, pero la fibromialgia no suele venir sola.

Un día después de mucho tiempo sufriendo dolores en todo el cuerpo, padeciendo crisis de dolor que te impiden hacer incluso las tareas más básicas y no digamos ya cumplir en tu trabajo, con rachas de un agotamiento extremo e inexplicable, sin saber por que, ni a que es debido todo el sufrimiento que estás viviendo, por fin un médico le pone nombre y te dice que padeces fibromialgia y que esa enfermedad es la responsable de todo lo que estás sufriendo y la que ha cambiado radicalmente tu vida.

En ese bautismo de tu calvario, el médico te dará además un tratamiento con un montón de recetas de medicamentos para aliviar tus síntomas junto con recomendaciones para cambiar tu alimentación, ejercicios, pautas de vida saludable y algo muy importante, una terapia o una cita con un terapeuta psicológico que te ayudará a convivir con esta enfermedad que no se va a curar, porque esta enfermedad aun no tiene un tratamiento que conduzca a la cura.

Ahora es el momento de asumir lo que tienes, tu agotamiento y tus dolores ya tienen un nombre y puedes buscar información por tu cuenta, puedes consultar con otros médicos, naturópatas, nutricionistas, curanderos …, cualquier cosa que te de un rayo de esperanza sirve para tener más conocimiento sobre esto, los síntomas, las consecuencias, la evolución y aliviar aunque sea un poco el dolor y el agotamiento o la niebla mental.

Esta enfermedad tiene insufribles crisis en que se agudizan todos los síntomas alternos con periodos más tranquilos, pero nunca desaparece. Además el gran dolor junto con el agotamiento debidos a la fibromialgia reducen la actitud positiva y dificultan mucho que se pueda afrontar la vida de un modo alegre y con ganas. Si no padeces fibromialgia, haz memoria y recuerda un día que sufrieses un intenso dolor de muelas, expande ese dolor a todo tu cuerpo y añádele el día que más agotado te has sentido, un agotamiento tal que incluso te fuese difícil respirar y piensa en lo que sería vivir así un 80 o 90% del tiempo. Bien, pues eso es lo más aproximado para que te hagas una idea de que es vivir con esta enfermedad llamada fibromialgia.

Es despertarte cada día después de haber dormido unas pocas horas en el mejor de los casos agarrotado y dolorido, como si te acabasen de dar una paliza y enfrentarte a todas tus obligaciones, tus tareas, el trabajo, etc. con calambres y picos de dolor intenso que te hacen maldecir, gritar, llorar y pensar que no te lo mereces, que nunca has hecho nada que merezca este castigo que nunca acaba y además enfrentarse a la incomprensión del mundo, a la gente que cuando se te escapa una queja te dicen “no será para tanto”, “el dolor se pasa, no hay dolor que dure tanto”, “toma un analgésico y verás como se te pasa”, “que quejica eres”, “pues yo una vez tuve fiebre y seguí trabajando como si nada”… y mil tonterías más de los que no tienen ni idea ni se ponen en el lugar de las que sufrimos un dolor físico y del alma 24 horas al día, cada día, sin tregua.

Y hoy tengo que decirlo, tengo que gritarlo porque ya es lo único que me queda y aunque sirva de muy poco, tengo que decir al mundo que hoy estoy muy cansada.